Peladuras de papas favorecen el crecimiento de microalgas con más aceite para biodiésel

Peladuras de papas favorecen el crecimiento de microalgas con más aceite para biodiésel
Febrero 19, 2018

Desde su puesta en marcha, e incluso con su predecesor (Energreen), Energías Renovables informa de los avances de un proyecto, Cyclalg, que sigue confiando en la obtención de biocarburantes a partir del cultivo de microalgas, cuando muchas iniciativas se han dado por vencidas tras no conseguir garantías de una eficiencia y rentabilidad claras en el salto del laboratorio a la industria.

Pero Cyclalg nació con el concepto de biorrefinería sellado en su ADN, lo que permite jugar a cinco cartas, es decir, diferentes productos derivados del cultivo de microalgas del género Chlorella: dos productos energéticos (biodiésel y metano), un concentrado rico en aminoácidos, un fertilizante de uso agrario y biomoléculas para la industria cosmética.

Más del 50 por ciento de su peso en forma de aceite

De entre todos los socios, su coordinador, Neiker-Tecnalia, informaba recientemente que ha desarrollado “un proceso para el cultivo de la microalga Chlorella que permite obtener más del 50 por ciento de su peso en forma de aceite si se cultiva en determinadas condiciones”.

Se une así al logro de otro de los socios de Cyclag, el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener), que el año pasado presentó la obtención de biomasa fresca de microalgas con una concentración en sólidos mayor a la esperada y con un contenido en lípidos superior al 50 por ciento.

Desde la corporación tecnológica del Gobierno Vasco aseguran ahora que “el aceite generado a partir de las microalgas destaca por su elevado contenido en ácido oleico y palmítico y porque se puede transformar en biodiésel que cumple los estándares marcados por la ley que regula la venta de biocombustibles”.

El secreto está en los restos de ciruelas, maíz, patatas y las propias algas

¿Qué ha pasado para conseguir un aceite tan apto para producir biodiésel? Responden desde Neiker-Tecnalia: “la clave radica en el medio de cultivo que se emplea para el crecimiento del alga, compuesto en más del 80 por ciento por nutrientes obtenidos a partir de residuos orgánicos como linaza, restos de ciruelas y de conservas de maíz o peladuras de patata”.

Añaden que “otro de los residuos utilizados es la propia biomasa del alga una vez desgrasada, que está compuesta mayoritariamente por proteína e hidratos de carbono”. “Lo más destacable es que el uso de estos residuos como nutrientes en el medio de cultivo ha implicado un incremento del 30 por ciento en la productividad del proceso”, concluyen.

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