España: cae el consumo de patata fresca y se acentúa la dependencia del exterior

La producción de patata en España crece ligeramente, alcanzando casi 1,94 millones de toneladas, aunque enfrenta retos como una caída en el consumo de patata fresca y una dependencia total del exterior para la patata de siembra (semilla). 

La patata española crece en producción y valor, pero se enfrenta a retos de consumo y dependencia exterior. En lo que respecta al consumo de patata fresca en los hogares, este año se ha registrado una reducción del 3% respecto a 2023 y del 11% respecto a la media de los últimos años. 

Según las estimaciones del Ministerio de Agricultura, la producción de patata en España asciende a 1.933.963 toneladas, un 0,6% por encima de la campaña anterior y un 5,2% inferior a la media del periodo 2019-2023. En todo caso, estas cifras suponen un ligero incremento de la producción por segundo año consecutivo. 

La superficie plantada ha sido de 61.175 hectáreas, un 3,1% más que la campaña precedente. Destaca el aumento registrado en Castilla y León, Galicia, Murcia y Comunidad Valenciana. 

Según los datos de exportaciones de patata recogidos por Eurostat desde enero hasta septiembre, se ha vendido al exterior un volumen total de 298.594 toneladas, un 1,7% más que el año pasado y un 19% por encima de la media de las últimas cinco campañas. 

En términos de valor, también se observa una tendencia creciente: se superan los 177 millones de euros, cifra récord que supone un 5,8% más que la campaña pasada y un 60,4% más que la media de los últimos cinco años. 

En 2024 también se han registrado cotizaciones superiores a las de años anteriores, debido a campañas más cortas en Andalucía y Murcia, así como a la menor producción en Francia, resultado de la mala meteorología. 

Según fuentes del MAPA, el precio medio nacional de campaña en la posición más próxima al agricultor se sitúa en 0,57 euros por kilogramo. También hay que recordar los incrementos de costes que, campaña tras campaña, vienen experimentando los diferentes inputs productivos, como recuerdan desde Asaja. 

Además de la caída en la demanda de patata fresca, el consumo de patata congelada se incrementa un 13% y el de patata procesada lo hace en un 4%. 

En cuanto a la patata de siembra, existe una dependencia total del exterior, principalmente de Países Bajos (67%), Francia (11%) y Reino Unido (14%). 

Este problema ha sido planteado por los productores al MAPA, al que han solicitado que permita producir patata de siembra en España, dado que este es uno de los mayores costes para los agricultores. El ministerio se ha comprometido a trabajar en esta línea, señalan los responsables de Asaja.