Patatas Fritas Fátima: El crujir de la patata de siempre

Federico Canete se ha criado desde niño en el negocio familiar. En el proceso de elaboración emplean siempre patata de Castilla y León. (Cortesía: Enrique Carrascal)

Federico Canete se ha criado desde niño en el negocio familiar. En el proceso de elaboración emplean siempre patata de Castilla y León. (Cortesía: Enrique Carrascal)

Agosto 10, 2021
Estamos en plena época del terraceo del verano, momento auge del consumo de patatas fritas para acompañar a nuestra caña de siempre. Las diferencias entre unas y otras se aprecian, no solo en la materia prima, sino en el tostado.

Si están crujientes y perfectamente fritas en aceite limpio y sabroso, con el punto justo de sal, es una tentación de la que no escapamos ninguno.

En Patatas Fritas Fátima lo saben bien. Llevan más de medio siglo elaborando con el mismo ahínco y cariño patatas fritas como las de antaño, convirtiéndose en una de las referencias de patatas artesanas de calidad de la región.

Federico Canete, dueño de Patatas Fritas Fátima:
 
“Mi padre venía recién casado con ganas de trabajar desde la Sierra, se enteraron de que había un traspaso de un matrimonio de Madrid que había montado este negocio y lo cogieron.”
Corría el año 1960 y desde entonces han trabajado sin descanso manteniendo el mismo proceso de elaboración artesanal.

Federico Canete:
 
“La patata es seleccionada minuciosamente desde su plantación por nuestros expertos agricultores. Le hacemos un seguimiento durante el crecimiento y cuando se recolectan son llevadas a nuestras instalaciones donde a la temperatura y humedad adecuada, son conservadas de forma natural, para que guarden todas sus propiedades hasta el proceso de fritura.”

“Siempre procede de Castilla y León, principalmente de la provincia de Salamanca por la calidad y la proximidad. Además los costes de transporte son más económicos.”
Una vez recibida la materia prima en las instalaciones de la fábrica, se procede a una selección en la tolva.

Federico Canete:
 
“Más tarde pasamos a lavado de la patata, se limpia para quitar las impurezas y pasa a la peladora; después pasa a otra cinta de inspección, a otra tolva de lavado, se corta y se fríe en la sartén a una temperatura entre 155 y 170 grados –nunca por encima de 175º C–, y las freímos en fogón lo que confiere a las patatas una personalidad y sabor incomparables.”
Sabe con los ojos cerrados cada uno de los pasos de este producto artesano en el que tan solo emplean aceite de girasol y sal marina del Atlántico.

Una vez fritas se dejan un día enfriar hasta que se procede al envasado y empaquetado. Y aunque los sistemas de maquinaria en este tiempo han cambiado a un proceso más industrializado, mantienen intacta la receta artesana.

Lisas, Onduladas Y Tipo Paja

Elaboran tres tipos de patatas fritas: la clásica lisa de siempre, la ondulada y la tipo paja que en los últimos tiempos ha visto incrementar su consumo.

Federico Canete:
 
“La emplean mucho en alta cocina y dada nuestra ubicación, limítrofes con Portugal, se emplea para elaborar la receta de bacalao a la á brás o bacalao a la dorada, una receta típica del país luso.”

“Muchos vienen a la tienda de la calle María Auxiliadora a comprarla para hacer el plato.”
Junto a ello elaboran frutos secos donde llevan a cabo un proceso más delicado y laborioso» con un tueste único que viene dado por los hornos de pastelería.

Federico Canete:
 
“Más que un fruto seco, una auténtica delicatessen para consumidores exigentes, que aprecian lo natural, valoran las tradiciones y cuidan su salud.”
La almendra marcona procede de la zona del Levante español, siendo sometida a los más altos controles de calidad, y seleccionadas minuciosamente en rango de gran calibre.

En cuanto a los cacahuetes proceden del estado de Georgia (USA) por ser el mejor del mundo dándoles un tostado característico, exclusivo y único. Por último, la avellana es únicamente española, muy apropiada para el tostado y también para pastelería.

Cuentan además con una línea de aperitivos como las cortezas de trigo, perfectas para la ensaladilla o cualquier otro acompañamiento.

En este tiempo han logrado tres premios de la Asociación de Artesanos Alimentarios de Castilla y León a la que pertenecen en las ediciones 2013, 2014 y 2017. También están adheridos a las marcas de calidad Tierra de Sabor y Salamanca en Bandeja.

Podemos encontrar sus productos, además de sus puntos de venta físicos de Salamanca (entre ellos en su fábrica del Polígono Industrial de Los Villares y en la tienda de la calle María Auxiliadora, 27 ) en diversas cadenas de supermercados como El Corte Inglés, Gadis o Leclerc.

Su principal mercado se concentra en Salamanca y Valladolid aunque no descarta ampliar los canales de comercialización e incluso, lanzarse a la aventura de exportar.

Federico ha sabido mantener y preservar el secreto de la mejor patata frita crujiente, aquella que puedes sentir rompiéndose en mil pedazos en la boca con sabor y el punto exacto de sal. Un maestro artesano de los que quedan pocos.
 
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