Los genes de las papas silvestres empiezan a ser parte de la lucha contra el tizón tardío

Octubre 25, 2010
Pueden ser pequeños, pero suponen un aporte de gran alcance. Los parientes silvestres de la papa que consumimos diariamente pueden ser la clave para superar uno de los enemigos más despiadados del cultivo.

Un estudio publicado recientemente por científicos del Centro Internacional de la Papa, CIP, ha identificado a varios genes de las especies silvestres S. cajamarquense como potencialmente útiles para mejorar la resistencia al tizón tardío.

Las papas silvestres son los parientes ancestrales de las variedades cultivadas hoy en día. A pesar de ser tubérculos pequeños y tener sabor amargo, su riqueza de rasgos genéticos proporciona una clave para los mejoradores del CIP que trabajan en mejorar la resistencia al tizón tardío, una enfermedad que causa anualmente pérdidas mundiales de hasta 5 mil millones de dólares.

"Las papas silvestres son importantes debido a que su potencial genético está aún sin explotar", dice Meredith Bonierbale, jefe de la división del CIP que maneja el germoplasma existente. "Muchos genes que confieren resistencia a las principales plagas fueron dejados a un lado durante los procesos de domesticación y mejoramiento de los cultivos."

“El patógeno que causa la enfermedad del tizón tardío muta continuamente”, dice Willmer Pérez, patólogo vegetal del CIP y co-autor del estudio. Explica también cómo el mejoramiento de la resistencia es una iniciativa en curso: "Muchas de las variedades cultivadas que previamente mostraron resistencia, ya no la ofrecen. Es que el patógeno también lucha para adaptarse y sobrevivir".

Pérez hace parte de un equipo de especialistas que busca nuevas fuentes de resistencia entre las colecciones de germoplasma silvestre del banco de germoplasma del CIP. Este un banco que almacena muestras de 143 de las 187 especies silvestres de papa ya documentadas.

"Ahora mismo tenemos varias especies silvestres como objeto de investigación. Hasta la fecha sólo hemos probado el 40% de todo el germoplasma disponible. Es una especie de arma secreta. Las variedades mejoradas tienen una cantidad conocida de genes que el patógeno causante (Phytopthora infestans) ya ha encontrado de una u otra manera. Lo que queremos es que se sorprenda con algo hasta ahora desconocido para él. "

Mientras tanto, la captura de la diversidad de papas silvestres y la transferencia de los rasgos a las variedades cultivadas sigue siendo una tarea compleja y prolongada. Los mejoradores del CIP, como Matilde Orrillo y sus colegas, vienen trabajando para adaptar y aplicar rutinariamente tecnologías “in vitro” para facilitar el cruce de papas silvestres con variedades cultivadas.

Las papas silvestres también ofrecen una rica fuente de resistencia a otras enfermedades y factores abióticos desfavorables, como la sequía y la salinidad. El potencial es enorme. Es imprescindible que estas joyas genéticas se conserven e investiguen. Y más ahora, cuando la FAO acaba de pronosticar que la zona donde crecen dichas especies se puede reducir hasta en un 70% debido al cambio climático.

En la década de 1840, la enfermedad del tizón tardío destruyó los cultivos de papa en Irlanda. Un millón de personas murieron de hambre y otro millón emigró para escapar de la hambruna. Cuál será es siguiente problema en amenazar el suministro de alimentos? Es imposible saberlo. Lo que sí es seguro es que parte de la respuesta puede venir en algo del tamaño de un guisante.

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