Para los desarrolladores del proyecto, Gabriela García Orozco, Lucero Guerra Tovar, Joel Sánchez Díaz y Yoxan Solís Vázquez, del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT) 10 "Carlos Vallejo Márquez", es necesario revertir la contaminación por el uso de vasos, platos y cucharas de plástico desechables.
Explicaron que con el uso de este bioplástico se busca dar solución a la reducción de residuos sólidos urbanos mediante el consumo de artículos innovadores que sean rápidamente degradables en el ambiente y no afecten los ecosistemas.
Joel Sánchez expuso que el proyecto nace por la alta demanda que existe de plásticos elaborados con polímeros sintéticos y se propone una alternativa de un bioplástico elaborado con cáscara de papa, "lo que transforma residuos orgánicos en productos de uso común para el país".
Mencionó que este prototipo busca sustituir los polímeros que se usan comúnmente y que tardan de 500 a mil años en degradarse, tienen muchos contaminantes y generan daños a los organismos presentes en los suelos.
"Es un biopolímero fabricado con residuos orgánicos como el almidón de la cáscara de la papa y la fécula de maíz, lo cual hace que el producto sea amigable con el ambiente", abundó a su vez Solís Vázquez, alumno de la carrera técnica de Diagnóstico y Mejoramiento Ambiental.
En un comunicado, el IPN destacó que el producto puede aguantar una bebida a una temperatura de 150 grados Celsius, por lo que "hay seguridad de que un artículo elaborada con bioplástico no se destruya con el calor", además de que no tiene sabor y el color natural es naranja.