La papa es uno de los tubérculos más consumido en Venezuela y el resto del mundo.
Su nombre científico es Solanum tuberosum, y se ha convertido en una parte integral de la cocina venezolana y su valor nutritivo es una de las principales razones de su popularidad.
Este alimento tiene alto contenido de agua y su calidad proteica es también alta pues tiene niveles elevados de vitaminas y minerales, casi no contiene grasa ni sal y tiene más potasio que un plátano. Los almidones de la papa se asimilan fácilmente y los carbohidratos son menores que los de una cantidad equivalente de pan, señala el Instituto Nacional de Nutrición (INN).
En la actualidad la papa es el segundo cultivo vegetal más importante en Venezuela (después del maíz) y según datos emitidos en la Memoria y Cuenta del Ministerio de Agricultura y Tierras 2010-2014 tiene un volumen de producción de 490 mil 196 toneladas –en una superficie cosechada de 25 mil 757 hectáreas– que equivale a 87% del consumo nacional, el cual es 560 mil 588 toneladas al año según datos reseñados por el INN. En tal sentido, 13% del consumo nacional de papa se importa.
Los Andes y el cultivo de papa
En Venezuela se cultiva la papa sólo en altitudes entre 800 a 1.500 metros sobre el nivel del mar como zonas montañosas de los estados Aragua, Lara y Carabobo o de manera más extendida entre los 2.000 y 4.000 metros sobre el nivel del mar como es el caso de los sembradíos existentes en los estados Táchira, Mérida y Trujillo.
El mayor volumen de producción en el país de este tubérculo se encuentra en los estados Mérida con 158 mil 871 toneladas, seguida por los otros estados andinos como Trujillo con 51 mil 510 toneladas y Táchira con 42 mil 572 toneladas.
El productor merideño, Francisco Toro, puntualizó que esa región andina tuvo un arrime en los meses de junio y julio del presente año de 3 mil 900 kilos de papa distribuidas en todas las entidades regionales del país.
“Gracias a los beneficios de las políticas financieras del Fondo para el Desarrollo Agrario Socialista (Fondas) los pequeños campesinos podemos contribuir con esta cantidad de arrime para incrementar la producción nacional de alimentos”, dijo.
Toro aseguró que gracias a las actuales políticas alimentarias establecidas por el Gobierno Bolivariano fue posible superar los inconvenientes con las semillas, al tiempo que resaltó que existen otros factores exógenos, como el clima, que también afectaron la producción de papa en la entidad.
“Aquí estamos venciendo los contratiempos”, expresó.
Toro agregó que los avances en la producción agrícola merideña están directamente relacionados con el impulso dado por el Estado a través de la Gran Misión Agro Venezuela, propiciando una producción permanente de este cultivo y otros rubros.
“Las características y virtudes particulares de la geografía y clima de Mérida permiten la siembra durante todo el año. Además ocurre que el Gobierno Nacional, a través de financiamientos, sistemas de riego, maquinaria y el suministro de insumos, ha apoyado la valerosa mano de obra de los productores y campesinos andinos”, destacó.
El productor manifestó que actualmente se están realizando mesas de negociación con el sector privado industrial y comercial para la colocación de las cosechas a escala nacional.
Parte del plan siembra urbana
Siendo un alimento cotidiano e importante en la mesa de la población venezolana, el Gobierno Bolivariano ha intensificado en todo el territorio nacional la siembra de este rubro específico, integrándolo en el Plan de Siembra Urbana perteneciente al Motor Agroalimentario de la Agenda Económica Bolivariana, impulsada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, y su gabinete ejecutivo.
Son diferentes las Unidades de Producción Socialista (UPS) que se encuentran activas en todos los estados del país y cuentan con el apoyo de los ministerios de Agricultura Urbana y de Alimentación para cumplir con los parámetros de este proyecto agroalimentario, que según la ministra de Agricultura Urbana, Lorena Fréitez, prevé sembrar 35 mil de toneladas de alimentos para todos los hogares venezolanos.
Destinado al un consumo fresco
En el país 90% de este tubérculo es destinado principalmente al consumo fresco y es distribuido tanto a las redes de comercialización del Estado como privadas.
No obstante 10% de la producción nacional de la papa está dirigido a la agroindustria donde se le emplea para el procesamiento de empresas en la producción de papas fritas, papitas para perros calientes, entre otros usos, cuyo mercado es dominado básicamente por el sector privado. Esta proporción destinada al uso industrial favorece la práctica de cultivar una determinada especie en superficies de considerable magnitud.
A nivel mundial la papa está pasando de ser tradicionalmente un producto fresco a destinarse a la fabricación de alimentos industriales con valor añadido, donde las papas que se consumen frescas son menos de 50% de la producción del mundo.
Se conoce que los principales derivados industriales de este cultivo a nivel mundial son para el alimento de ganado bovino, aves de corral y porcino, almidón para la industria y muestras de semillas para la siguiente cosecha.
Origen y características
La papa constituye un alimento fundamental en diversas culturas y pueblos del mundo. Es un tubérculo sano, saludable y fácil de cultivar; por lo general su piel es amarilla, blanca, marrón o roja, y la carne es algo harinosa. Su consumo se ha destinado para la alimentación humana y de animales, además de ser utilizada como materia prima en diferentes industrias agroalimentarias.
Este cultivo fue visto por primera vez por los españoles en el Valle de la Grita, en la provincia de Vélez (Colombia), en 1537. Así fue relatado por el conquistador, cronista e historiador español Pedro Cieza de León en su obra Crónica del Perú publicada en Sevilla en 1553, quien además añadió que él mismo la vio en Quito (Ecuador), así como en Popayán y Pasto (Colombia).
El fruto de la planta de papa pertenece a la subsección Potatoe del género Solanum y es una baya de forma semejante a un tomate pero mucho más pequeña, la cual puede presentar una forma redonda, alargada, ovalada o cónica. Su diámetro generalmente fluctúa entre 1 y 3 cm. Las bayas pueden contener aproximadamente entre 200 y 400 semillas y se presentan agrupadas en racimos terminales, los cuales se van inclinando progresivamente en la medida que avanza el desarrollo de los frutos. Las semillas son muy pequeñas, aplanadas, de forma arriñonada y pueden ser blancas, amarillas o castañas.
