Europa: desafiante temporada para los países productores del norte

Potato field

Europa: desafiante temporada para los países productores del norte

Septiembre 20, 2024

La temporada de cultivo de patata 2024 en NEPG (Países productores del norte de Europa) ha sido una de las más desafiantes debido al cambio climático y factores económicos. A pesar de esto, la superficie cultivada en la UE aumentó un 7%, aunque con rendimientos similares a 2023. Los agricultores enfrentan problemas con la lluvia, mildiu que dificultan la cosecha y almacenamiento. 

Los efectos del cambio climático, junto con otros factores económicos y de mercado, han colocado a los agricultores en una situación complicada, obligándolos a adaptarse constantemente a nuevas condiciones climáticas y del mercado. 

A pesar de las dificultades, la superficie total en la UE, durante la campaña 2024, ha aumentado en un 7%, alcanzando un área de cultivo de aproximadamente 560.000 hectáreas, 37.000 hectáreas más que en la temporada anterior.

A este ritmo, se espera que la producción total de patata supere la media quinquenal de 22,7 millones de toneladas, un logro considerable, pero no exento de dificultades. Sin embargo, la producción no está garantizada, ya que los rendimientos por hectárea probablemente serán similares a los de 2023, lo que deja a muchos agricultores luchando por mantener la rentabilidad. 

Un año de cultivo marcado por la complejidad 

La campaña de 2024 no ha sido solo un desafío por las condiciones climáticas, sino también por los problemas relacionados con la disponibilidad de plantas. La escasez de plantas de semilla impulsó los precios hacia arriba, lo que obligó a muchos agricultores a recurrir al uso de plantas cortadas, una práctica que, si bien puede ser una solución temporal, ha traído consigo efectos negativos, a los que se unierton los problemas suscitados por las lluvias intensas después de la plantación, lo que afectó significativamente a la calidad del cultivo. 

En Bélgica, el cultivo de más de 80 variedades diferentes para la industria de transformación ha añadido una capa adicional de complejidad. Los agricultores han tenido que lidiar con una mayor diversidad de variedades, lo que conlleva diferentes necesidades de manejo y tratamiento, aumentando los costes y los riesgos. Este mosaico de variedades dificulta la gestión del cultivo, afectando la uniformidad y la eficiencia de las cosechas. 

Las lluvias torrenciales y el mildiu: Dos grandes amenazas 

Uno de los mayores problemas que enfrentaron los productores fue el impacto de las lluvias torrenciales que comenzaron durante la temporada de plantación y continuaron durante gran parte del verano. 

En algunas regiones, como Bélgica y el sur de los Países Bajos, la sementera se extendió durante más de diez semanas, algo inusual y problemático, ya que las lluvias también deterioraron la calidad de los suelos, que presentaban una estructura deficiente y con menor capacidad de drenaje. 

El resultado fue un aumento sin precedentes, aseguran desde la NEPG, de la presión del mildiu, una de las enfermedades más devastadoras para el cultivo de la patata. Las cepas evolucionadas de este hongo, junto con las condiciones climáticas ideales para su propagación, obligaron a los agricultores a incrementar los costes de pulverización.

Muchos agricultores tuvieron que realizar más aplicaciones de pesticidas de lo habitual, y el costo de los tratamientos subió debido a la necesidad de combinar múltiples ingredientes activos. En algunos casos, los campos plantados tardíamente aún no estaban listos para el tratamiento inicial cuando la plaga ya se había propagado. 

El desafío de la cosecha y almacenamiento 

A medida que avanza la temporada de arranques, los productores de patata debían estar atentos a los desafíos que presenta el almacenamiento de sus cultivos. Algunas variedades menos comunes pueden no ser adecuadas para el almacenamiento prolongado. Estos factores, junto con la posibilidad de daños durante la recolección, agravan las dificultades de los agricultores. 

El problema no se limita solo a la calidad del producto final, sino también a los riesgos relacionados con enfermedades de almacenamiento como la podredumbre bacteriana y el tizón del tubérculo, que pueden proliferar si las condiciones no son controladas adecuadamente, afirmaba desde la NEPG en un reciente comunicado de prensa. 

La posibilidad de magulladuras y otros daños mecánicos también es mayor cuando los niveles de PSE (peso bajo el agua) son elevados, una situación que los productores tendrán que gestionar con extremo cuidado. 

La paradoja de la capacidad de transformación 

Un aspecto importante que muchos productores deben tener en cuenta es que el aumento de la capacidad de transformación en la industria de la patata no necesariamente implica una mayor demanda de productos transformados.

Aunque la industria va bien en términos de expansión, especialmente en el noroeste de Europa y en regiones como Norteamérica, Asia y Sudamérica, los productores deben ser conscientes de que producir en exceso puede llevar a desequilibrios en el mercado. 

El consejo para los agricultores es claro, desde NEPG: deben seguir la demanda del mercado, no liderarla. Producir más de lo que el mercado puede absorber no garantiza un aumento en las ganancias y puede, de hecho, generar desperdicio y una mayor presión sobre los recursos. En este sentido, la sostenibilidad se convierte en una prioridad, no solo desde una perspectiva ambiental, sino también económica. 

Preservar los recursos naturales: La clave para el futuro del cultivo de la patata 

El cambio climático no solo está complicando el proceso de cultivo, sino que también está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los recursos naturales de los que dependen los agricultores, aseveran desde esta asociación de productores de patata europeos.

El suelo, el agua y la biodiversidad están en riesgo, y los productores de patata deben encontrar formas de preservar estos recursos si quieren seguir siendo competitivos y rentables en el futuro. 

Producir de manera sostenible no es una opción, sino una necesidad. Los agricultores deben adoptar prácticas que minimicen el impacto ambiental y maximicen la eficiencia en el uso de los recursos. Esto incluye la rotación de cultivos, la gestión adecuada del agua y la implementación de tecnologías que permitan reducir el uso de insumos químicos.

A medida que el clima sigue cambiando, el éxito futuro de la producción de patata dependerá en gran medida de la capacidad de los agricultores para adaptarse y adoptar una mentalidad más conservacionista y sostenible. 

Un futuro incierto, pero no imposible 

La temporada de cultivo de patata de 2024 ha sido un recordatorio contundente de que los desafíos en la agricultura no son estáticos, sino que evolucionan con el tiempo. Con la amenaza del cambio climático en aumento, los agricultores se enfrentan a un entorno cada vez más incierto. Sin embargo, con una combinación de adaptación, innovación y sostenibilidad, la producción de patata en el noroeste de Europa tiene el potencial de seguir siendo exitosa en el futuro.

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