El índice de precios de los alimentos de la FAO desciende a su nivel más bajo en 17 meses
El índice de precios de los alimentos de la FAO desciende a su nivel más bajo en 17 meses
El índice de precios de los alimentos de la FAO* (FFPI) registró un promedio de 162,5 puntos en mayo de 2020, esto es, 3,1 puntos (un 1,9 %) menos que en abril y la media mensual más baja desde diciembre de 2018.
A causa de los efectos económicos negativos que sigue teniendo la enfermedad por coronavirus (COVID-19), el índice ha mostrado una tendencia a la baja por cuatro meses consecutivos.
El último descenso en mayo refleja la caída de los valores de todos los subíndices, con la excepción del relativo al azúcar, que aumentó por primera vez en tres meses.
El índice de precios de los cereales de la FAO se situó en mayo en un promedio de 162,2 puntos, es decir, 1,6 puntos (un 1,0 %) menos que en abril y muy cerca de su nivel en el mismo mes del año pasado. Entre los principales cereales, solo los precios del arroz subieron en mayo.
Los precios internacionales del arroz repuntaron un 1 %, principalmente a causa del aumento de las cotizaciones de las variedades japónica y basmati, aunque las fluctuaciones cambiarias y la demanda de Filipinas y Malasia también hicieron que las cotizaciones del arroz índica se mantuvieran firmes.
En los mercados de trigo, tras la subida de abril, disminuyeron los precios de exportación, reduciéndose en cerca del 2 %, a raíz de una presión a la baja ocasionada por las expectativas de abundantes suministros a nivel mundial también en la nueva campaña en un momento en que las actividades comerciales se han desacelerado y los períodos de recolección ya han comenzado o están por comenzar en el hemisferio norte.
En los mercados de cereales secundarios, siguiendo la tendencia a la baja de los últimos cuatro meses, los precios del maíz en los Estados Unidos de América volvieron a disminuir en mayo, ubicándose casi un 16 % por debajo de su nivel en el mismo período del año pasado.
La débil demanda de los sectores de los piensos y los biocombustibles, en un contexto de abundantes suministros para la exportación, siguió presionando los precios internacionales del maíz.
El índice de precios de los aceites vegetales de la FAO registró en mayo un promedio de 128,1 puntos, disminuyendo en otros 3,7 puntos (un 2,8 %) y situándose en el nivel más bajo de los últimos 10 meses.
El continuo descenso del índice se debe fundamentalmente a la disminución de los precios del aceite de palma, mientras que las cotizaciones de los aceites de colza y girasol aumentaron.
Los valores internacionales del aceite de palma registraron el cuarto descenso mensual consecutivo en mayo, sobre todo a consecuencia de la todavía tibia demanda mundial de importaciones (ligada a la pandemia causada por el coronavirus y a la depresión de los precios de los aceites minerales) y de niveles de producción y existencias mayores de lo previsto en los principales países exportadores.
Por el contrario, se fortalecieron los precios internacionales de los aceites de colza y girasol, debido a las perspectivas de que continúe la escasez de la oferta en la Unión Europea y se reduzcan los excedentes exportables en la región del Mar Negro, respectivamente.
El índice de precios de los productos lácteos de la FAO se situó en un promedio de 181,8 puntos en mayo, lo que representa una disminución de 14,4 puntos (un 7,3 %) desde abril, registrando un descenso por tercer mes consecutivo que deja el valor del índice 44,3 puntos (un 19,6 %) por debajo de su nivel hace un año.
Las cotizaciones de todos los productos lácteos representados en el índice disminuyeron en mayo, siendo las de la mantequilla y las del queso las que registraron descensos más acusados.
Las cotizaciones de la mantequilla disminuyeron a raíz de la abundancia de suministros estacionales, especialmente en Europa, mientras que las del queso descendieron ante la presión ejercida por una menor demanda de importaciones unida a la abundancia de suministros exportables de final de temporada procedentes de Oceanía.
A pesar de las abundantes disponibilidades exportables y existencias, las cotizaciones de la leche entera en polvo y de la leche desnatada en polvo descendieron solo moderadamente, gracias a que los precios bajos y la reanudación de las actividades económicas en China ocasionaron un fuerte interés en las compras.
El índice de precios de la carne de la FAO* se situó en un promedio de 168,0 puntos en mayo, esto es, 1,3 puntos (un 0,8 %) menos que en abril, registrando un descenso por quinto mes consecutivo. A este nivel, el índice se encuentra 6,3 puntos (un 3,6 %) por debajo de su valor en el mismo mes del año pasado y 44 puntos (un 20,8 %) por debajo de su nivel máximo, alcanzado en agosto de 2014.
En mayo, las cotizaciones internacionales de las carnes de aves de corral y de cerdo siguieron disminuyendo como resultado de las abundantes disponibilidades exportables en los principales países productores, pese al aumento de la demanda de importaciones en Asia oriental tras la relajación de las medidas de distanciamiento social adoptadas ante la COVID-19.
Los precios de la carne de ovino disminuyeron ligeramente debido a la menor demanda de importaciones en Oriente Medio, ocasionada por dificultades económicas y problemas logísticos.
Por el contrario, las cotizaciones de la carne de bovino aumentaron debido a la fuerte demanda de importaciones sumada a la reducción de los suministros procedentes del Brasil y Oceanía por el inicio de las fases de reconstitución de la cabaña ganadera.
El índice de precios del azúcar de la FAO registró en mayo un promedio de 155,6 puntos, es decir, 10,7 puntos (un 7,4 %) más que en abril. El aumento intermensual de los precios internacionales del azúcar se debe en gran medida a cosechas menores de lo previsto en algunos de los principales países, en particular la India, el segundo mayor productor de azúcar del mundo, y Tailandia, el segundo mayor exportador de azúcar del mundo.
Además, la subida de los precios internacionales del petróleo también contribuyó al aumento de las cotizaciones del azúcar, ya que el encarecimiento de la energía tiende a alentar a las plantas azucareras a utilizar más suministros de caña de azúcar para producir etanol, con lo cual se reduce la disponibilidad de azúcar en el mercado mundial. Tal es el caso en particular del Brasil, el mayor exportador de azúcar del mundo.