Productores colombianos quieren disminuir la huella hídrica de la papa con agricultura de conservación

Productores colombianos quieren disminuir la huella hídrica de la papa con agricultura de conservación

Productores colombianos quieren disminuir la huella hídrica de la papa con agricultura de conservación

Representantes y técnicos de 20 organizaciones de productores de papa y leche de Cundinamarca que agrupan a más de 800 familias campesinas participaron de manera activa en el taller teórico-práctico “huella hídrica y agricultura de conservación en papa”, convocado por FUNDESOT, el CIAT y el MADR en el marco del convenio “Clima y sector agropecuario colombiano – Adaptación para la sostenibilidad productiva” realizado el pasado mes de Julio en Bogotá y Sibaté (Cundinamarca), respectivamente. Resultados presentados por el CIAT y FUNDESOT Las dos jornadas comenzaron con la presentación de metodologías implementadas y resultados obtenidos en el estudio, seguidos por la discusión y perspectivas para la implementación de prácticas de la agricultura de conservación. En cuanto a los resultados, se mostró como luego de sembrar papa con prácticas de conservación, la huella hídrica total disminuye en un 20% y la gris puede disminuir en un 45%, es decir que luego de rotar la papa con un abono verde e implementar prácticas de labranza reducida, se necesita menos agua para producir un kilo de papa y el agua que drena de estos terrenos contiene menos cantidades de contaminantes. También la agricultura de conservación ayuda a proteger los suelos de la erosión laminar reduciendo la pérdida de suelo hasta en un 50%. Además, llamo la atención de los agricultores la posibilidad de disminuir sus costos de producción debido a la reducción de los costos de mecanización, mano de obra y fertilizantes. Y es que cuando se implementan los tres principios de la agricultura de conservación: Preparación mínima del suelo, mantener el suelo con cobertura permanente y rotar el cultivo con abonos verdes, en palabras de Jorge García y Alfonso Cifuentes, técnicos de FUNDESOT, encargados de realizar la implementación y manejo de los ensayos en campo: “El suelo comienza a mejorar, por ejemplo la densidad aparente, porosidad y retención de humedad en el perfil de suelo incrementa. Así, la papa tiene la humedad disponible en los momentos de mayor demanda y por otro lado se dejan de perder nutrientes por efecto de la erosión, que luego se pueden convertir en contaminantes aguas abajo,… ayudamos al ambiente y al bolsillo”. Lo que dijeron los agricultores Pero ¿Qué significado tienen estos resultados?, ¿Cuánta agua es el 20% menos por hectárea?. ¡La Suficiente para llenar una y media piscinas olímpicas!. ¡Eso es mucha agua…! exclama uno de los participantes. Y es que, para producir un kilo de papa tradicionalmente, en los sitios evaluados se gastaron hasta 310 litros de agua, mientras en el caso de la agricultura de conservación no sobrepaso los 250 litros por kilo. Y de dónde sale tanta agua? Pregunta otro. De las precipitaciones, las cuales son cada vez más escasas en los últimos dos años y del agua que contaminamos con la aplicación de agroquímicos, especialmente los fertilizantes, los cuales en papa pueden pesar entre el 20 al 30% de los costos de producción. Los asistentes manifestaron interés por implementar las prácticas de agricultura de conservación, disminuir su huella hídrica y de paso, aunque podría ser la principal razón, buscar nuevas y mejores oportunidades de comercialización, precios y mercados para sus productos, los cuales no han sido buenos los últimos años. Sin embargo, aceptan que en este momento su actividad productiva es de tipo mixto: producción de papa y leche, incluso mucha más leche que papa, además manifiestan que actualmente el cultivo de la papa está de “capa caída” en sus zonas y su principal fuente de ingresos es la leche, que es algo más “constante y fijo”. Sin embargo, son agricultores de papa por tradición y en una parte de sus potreros hacen agricultura del tubérculo para rotar luego con pastos. El taller teórico-práctico, también sirvió para recoger otras inquietudes además de las que tienen que ver con la implementación de la agricultura de conservación; las familias aseguran su sustento con la producción de leche y se juegan “la lotería” en el cultivo de la papa, pero “hace por lo menos cinco años no ha caído el número ganador” anota otro productor. Lo atribuyen a veranos prolongados, presencia de polilla, gusano blanco, gota, que elevan los costos de producción; disminución del consumo y desorden en la producción y comercialización. Se deben vender los animales para cubrir el déficit dejado por el cultivo de la papa y se han reducido las áreas sembradas en papa esperando mejoras en los precios, “los cuales llegan solo cuando no tenemos papa”. Estos agricultores producen especialmente en zonas de ladera de los municipios de Carmen de Carupa, Granada, Guasca, Sesquile, Sibaté, Simijaca, Suesca, Tausa, Ubaté y Villapinzón, entre otros y luego de un espacio de dos días donde interactuaron con el equipo técnico de FUNDESOT y CIAT, manifestaron sus ganas de ponerse “manos a la obra” en una iniciativa que los incluya y les permita vivenciar en sus predios la implementación de la agricultura de conservación en papa y la renovación y mejoramiento de sus praderas. Y es que para varios de ellos, estos principios no son nuevos. “…desde hace casi 30 años con la llegada del proyecto Checua, implementamos algunos aspectos como control de erosión, abonos verdes y nuestras tierras se fortalecieron”, apunta don Juan de Jesús Pacaragua del municipio de Ubaté y quien representa a 25 familias de Asoagrochirquin y continua: “…si estas prácticas en ese entonces fueron buenas, con las condiciones de hoy en día deben ser mucho mejores”. Además, varios de ellos valoran el esfuerzo de cuantificación y los resultados obtenidos en el desarrollo del proyecto y se colocaron a la orden para mostrarles a los demás los beneficios de estas prácticas, como lo anota el representante de Asoagroalizal, Luis Moncada: “…Importante esta investigación, porque nosotros hemos hecho mucha labranza mínima, pero no conocíamos los resultados de pérdida de agua, de suelo y es importante que estos resultados se conozcan, incluso por las redes sociales, donde uno pueda investigarlos, eso nos permite valorar cosas que no tenemos en cuenta, como la pérdida de agua por exceso de mecanización y pérdida de estructura del suelo”. Además, anota: “esto es real, es medible y no es carreta… que bueno que nuestras fincas pudieran servir como ejemplo,… nosotros hemos cogido fincas con suelos muy duros y con dos o tres abonos verdes cambia la estructura física del suelo, eso ya es ganancia…”, refiriéndose a la vereda el Alisal de Carmén de Carupa, donde las prácticas de conservación, la organización y las ganas de su gente, han transformado el paisaje y las condiciones de vida positivamente, pero aun siendo pioneros en el tema les gustaría continuar e involucrarse en un nuevo proyecto. Incluso, plantea: “para que otros vayan y vean los beneficios y por supuesto, seguir aprendiendo”. Por eso, una alternativa que les dé la posibilidad de producir con mejores prácticas les suena y así, ofrecer al mercado un producto por el que puedan obtener un mejor precio si venden la papa de forma organizada, como lo están haciendo en la actualidad con la leche. En donde además, varios están obteniendo hasta 150 pesos más por litro gracias a la calidad de su producto. Pero anotan que seguramente con mejores praderas y prácticas ganaderas podrán seguir mejorando sus ingresos. Así, al final de dos días de intenso trabajo, intentamos colocar las piezas de un rompecabezas que facilite una verdadera adaptación para la sostenibilidad productiva: Prácticas sostenibles con el medio ambiente, indicadores ambientales para cuantificar y validar los resultados de su implementación, búsqueda de mercados y precios más estables para los productos, asociaciones de agricultores que reciban un apoyo inicial para implementar prácticas como abonos verdes, agricultura de conservación, rotación de praderas. Pues, al menos los que se encuentran organizados van un paso adelante, ya que como ellos mismos anotan “…colocar de acuerdo a la gente es una cuestión difícil”. Mayor Información y Contactos Marcela Quintero (m.quintero@cgiar.org), Lider equipo de investigación en servicios ecosistémicos Fredy Monserrate (f.monserrate@cgiar.org), Investigador en temas de huella hídrica, equipo de investigación servicios ecosistémicos Wilson Otero (fundesot@gmail.com), Director Fundación para el desarrollo social y territorial -Fundesot-

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