La comunidad científica internacional está de acuerdo en que una de las mayores manifestaciones del cambio climático es la creciente variabilidad interanual y estacional de la temperatura, precipitación y radiación solar, lo que se traduce en una mayor frecuencia de olas de calor y frío, sequías extremas e inundaciones. Sin embargo, en algunas regiones del globo, está variabilidad ha sido históricamente la norma y no un fenómeno reciente, atribuible al cambio climático.
El altiplano peruano-boliviano es una de esas regiones del mundo donde los agricultores, por siglos y por generaciones, han convivido con una alta variabilidad climática a la que se adaptaron mediante la adecuación y uso racional de los recursos físicos y biológicos locales, logrando una situación estable, de alta resiliencia, en la que la seguridad alimentaria estuvo históricamente garantizada.
Frente a la variabilidad climática, los habitantes del altiplano desarrollaron un concepto similar al de los modernos inversionistas en la bolsa de valores, quienes frente al riesgo y volatilidad de las finanzas especulativas diversifican sus carteras de inversión. Así, las familias andinas aprendieron a invertir su capital natural, social y económico en portafolios diversificados de opciones para enfrentar la incertidumbre y los riesgos climáticos.
Un claro ejemplo de esta estrategia es la manera en que se cultiva la papa, producto central del sistema productivo familiar y la base de la seguridad alimentaria y la economía locales. Esta estrategia consiste en la siembra simultánea de muchas variedades (mezclas varietales) en un mismo campo de cultivo durante un periodo productivo. Estas mezclas pueden sumar más de 40 o 50 variedades y son dinámicas pues su composición puede variar en años subsiguientes en función de los rendimientos obtenidos, determinados por las condiciones meteorológicas experimentadas, y de los rendimientos esperados a partir de las probables condiciones meteorológicas en la nueva estación de siembra.
Conocimiento agrícola ancestral como lección de adaptación a la variabilidad climática La racionalidad del uso de las mezclas varietales, que en cierto modo son contrarias al sentido común, que sugeriría utilizar una sola variedad adaptada y de alto rendimiento, ha sido explicada por el equipo de científicos del CIP trabajando con el Programa de investigación del CGIAR sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria mediante modelos de simulación del crecimiento de la papa. Este análisis muestra que variedades precoces con formación temprana de tubérculos y tasas rápidas de llenado pueden producir alimento cuando hay heladas tempranas intensas que afectan severamente a las variedades menos precoces. Estas, por su lado, sobre todo cuando son tolerantes a heladas más tardías y menos intensas y a las sequías, son capaces de producir cosechas más abundantes.
Adicionalmente, las mezclas incluyen también algunas variedades con tolerancia a pestes y enfermedades, cuya incidencia y severidad están también relacionadas con las condiciones meteorológicas.
A mayor abundancia, las mezclas son también diversas en cuanto a la calidad culinaria y fines de uso de los tubérculos. El resultado neto de la utilización de las mezclas es entonces la disminución de la vulnerabilidad y de la inseguridad alimentaria en una sociedad que desarrolló tradicionalmente una agricultura de subsistencia en un medio de alta variabilidad climática.
La mujer en el altiplano, pieza clave para la conservación de los recursos genéticos de la papa Es interesante señalar que la mujer ha tenido y tiene un importante papel en el desarrollo y conservación de esta estrategia productiva. Ella participa activamente en la observación del comportamiento de las diferentes variedades frente a factores de estrés abiótico y biótico y en la selección a partir de esta observación. Asimismo, las mujeres intercambian experiencias y material genético en las ferias tradicionales, enriqueciendo el bagaje del conocimiento tradicional.
Historia productiva en el altiplano como ejemplo de la agricultura climática inteligente hacia el mundo Esta experiencia enfatiza la necesidad de estudiar de manera sistemática y libre de prejuicios culturales la racionalidad de las prácticas ancestrales y su posible aplicación a nuevas situaciones creadas por el cambio climático y la creciente variabilidad de los fenómenos meteorológicos en diferentes lugares del mundo. Asimismo, aunque muchas sociedades tradicionales como la descrita se están convirtiendo rápidamente en sistemas agrícolas con una fuerte vinculación a los mercados de insumos y productos, los principios en los que se basó su sobrevivencia por miles de años pueden tener vigencia y ayudar a desarrollar y fortalecer nuevas estrategias para hacer frente al cambio climático.
En ese sentido, una de las más valiosas lecciones aprendidas es la importancia de la conservación de la biodiversidad.
Fuente: Cemtro Internacional de la Papa (CIP)
Aprendiendo de los expertos en agricultura adaptada a la variabilidad climática: lecciones de los agricultores del altiplano
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