Manipular la cantidad de grasa en alimentos para niños ayudaría a reducir el consumo de energía sin disminuir las preferencias o gusto por el sabor, cita un estudio.
El estudio publicado en la revista científica Appetite, reporta que reduciendo el contenido de grasa en alimentos preferidos por niños tiene poco efecto sobre su gusto por el alimento o sobre la cantidad de la ingesta, pero reduce notablemente la ingesta de energía y así “podría proveer una forma de bajar el consumo energético en niños”.
“Manipular el contenido de grasa en alimentos caseros servidos en comidas al gusto tuvo poco efecto sobre el gusto y la ingesta absoluta en peso de alimento, pero influencia notablemente en el consumo general de energía. Los niños consumieron alimentos con alto contenido de grasa con casi un 60 por ciento más de calorías”, escribieron los investigadores liderados por la Dra. Kathleen Keller del Colegio de Médicos y Ciruganos de la Universidad de Columbia, EUA.
“Si estos descubrimientos se repiten y evalúan en un periodo de tiempo mayor, manipulando el contenido de grasa contenido en alimentos bien aceptados, los alimentos caseros podrían ser una forma conveniente para reducir la ingesta energética en los niños y llegar a formar parte de una estrategia para prevenir la obesidad… Manipular el contenido de grasa es muy fácil en la mayoría de los platillos y puede hacerse tanto por padres como por la industria alimentaria”, citaron.
¿Gusto por la grasa?
Como consumidores se tiene conciencia de los vínculos entre la dieta y el incremento de enfermedades, muchos fabricantes se han encontrado a sí mismos bajo una creciente presión de los grupos de consumidores, organizaciones benéficas, y otras organizaciones, para reformular los alimentos con menores niveles de grasas, azúcares, y sal.
Los autores señalaron que se ha sugerido que reducir la densidad energética podría ser una estrategia para disminuir la ingesta energética en la dieta.
“La grasa es el macronutriente más denso en energía, así que una forma obvia de reducir la densidad energética es reducir el contenido de grasa en los alimentos. Sin embargo, manipular la composición de los nutrientes y la densidad energética de los alimentos puede reducir su palatabilidad y aceptación”, dijeron Keller y su equipo.
Los autores notaron que esto es influenciado tanto por el alimento en cuestión, como por los nutrientes que son manipulados y el grado de manipulación.
Sin embargo, Keller y sus colegas dijeron que es importante entender la relación entre las preferencias de gusto y niveles de grasa en alimentos debido a que el consumo de grasa entre los niños está por encima de los niveles recomendados.
“Las preferencias del sabor son los factores más importantes en la selección de un alimento y la ingesta en niños”, dijeron los autores. Sin embargo, notaron que muy pocos estudios han examinado cómo las preferencias de sabor en los nichos se relacionan con el gusto por la grasa, su ingesta y la obesidad.
Detalles del estudio
El nuevo estudio investigó si el reducir el contenido de grasa en los alimentos caseros podría disminuir su aceptación e ingesta, en un grupo de 74 niños con edades entre los cuatro y los 6 años, utilizando un alimento consistente en macarrones y queso, pudín, leche con chocolate y leche regular, en versiones bajas y altas en grasa.
“El objetivo del presente estudio fue determinar si la ingesta por propia voluntad de los niños y su gusto por alimentos caseros cambia cuando el contenido de grasa y la densidad de energía de éstos es manipulada”, explicaron Keller y sus colaboradores.
Los investigadores encontraron que cuando las tasas de gusto y el consumo por peso no difirieron entre las versiones del alimento, la ingesta energética total fue 59% menor a la versión baja en grasa.
Sin embargo, agregaron que “se debe enfatizar que las diferencias en contenido de grasa de las versiones alta y baja en grasa fueron más grandes en este estudio”.
Dijeron que el incremento en la aceptación de los niños y la probabilidad de manipulación de grasa subsecuente en programas “podría ser preferible la reducción gradual del contenido de grasa de un alimento casero bien aceptado, en lugar de cambiar recetas dramáticamente”.
La reducción de grasa no afecta el gusto de los niños por los alimentos
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