A más de dos meses de la primera gran venta anual -y poco después, la mágica evaporación- de la papa, este año en los agros de La Habana vuelve por segunda vez el preciadísimo tubérculo a poner a correr a más de una familia.
Siguiendo la lógica de que las buenas noticias viajan rápido y La Habana es más pañuelo que el propio mundo, el capitalino barrio de Nuevo Vedado amaneció hoy atestado de personas de este (Plaza) y otros municipios, donde no se probaba la vianda desde el pasado mes de abril.
Pero como todo no puede ser color rosa, la papa se ubicó exclusivamente en los agromercados denominados como “de oferta y demanda” y no -todavía- en los que funcionan bajo la gestión estatal, los cuales son normalmente los encargados de llevar productos agrícolas a la población en correspondencia con los salarios de la isla.
La venta del tubérculo más cotizado por los cubanos en los agros de oferta y demanda, exentos de las últimas regulaciones y rebajas de precios, atrae diariamente a cientos de personas, que desesperadas por llevarse una libras a casa, se aprietan el bolsillo y muerden los altos precios.
Y es que, después de todo, es preferible gastarse unos quilos de más y llevar comida a la mesa que toparse con la “sequía” de esporádica a casi permanente, que ataca a los agromercados estatales por estos días.
