Cuenta la leyenda que el zar Pedro el Grande, en su viaje por Europa occidental en 1697, envió a casa la primera bolsa de patatas de Rusia. Pero durante más de un siglo después, el nuevo tubérculo fue ampliamente considerado venenoso y rechazado como "la manzana del diablo".
Cuando los agricultores rusos finalmente se familiarizaron con la patata, a mediados de los años 1800, no hubo quien los detuviera. Desde entonces, la superficie dedicada a la patata ha disminuido de forma constante, y la producción anual de Rusia en los últimos 15 años se ha estabilizado en torno a los 35 millones de toneladas.
Sin embargo, la Federación Rusa sigue siendo un gigante de la patata, con una producción sólo superada por la de China en 2007, y la media rusa consume 130 kg de patatas al año. Más del 90 por ciento de las patatas rusas se cultivan en parcelas familiares y granjas privadas, con un rendimiento medio de 13 toneladas por hectárea. Las plagas y enfermedades son un problema importante: hasta 4 millones de toneladas se pierden anualmente a causa del escarabajo de Colorado, el tizón tardío y los virus. (Fuente: Año Internacional de la Patata)