Los fosfitos, un condimento que entusiasma a los agricultores

Estas moléculas son más solubles y estables en la planta que los fosfatos provenientes del ácido fosfórico utilizado en fertilizantes.

Estas moléculas son más solubles y estables en la planta que los fosfatos provenientes del ácido fosfórico utilizado en fertilizantes.

Junio 10, 2018

Los fosfitos (Phis) son sales derivadas del ácido fosforoso combinadas con diferentes cationes (Ca2+, K+, Mn2+, etc.). Su uso actual en la producción agrícola se basa en el rol que poseen como activadores de las defensas de las plantas y en el efecto antifúngico directo que tienen sobre algunos patógenos.

Si bien los Phis comenzaron a ser estudiados como una posible fuente de fósforo a partir de 1930, fue en la década del 1970 en Francia donde se descubrió que los Phi controlaban enfermedades en cultivos de papa causadas por pseudo hongos del orden de los Oomycetes. Poco tiempo después, el fosfito Fosetyl-Al fue formulado y comercializado bajo el nombre comercial Aliette.

Los Phis controlan las enfermedades de forma directa e indirecta En el primer caso, actúan sobre los patógenos afectando la fosforilación oxidativa y otros procesos del metabolismo de los Oomycetes, y en el segundo caso se suma la activación de los mecanismos de defensa de las plantas. Esta inducción de la resistencia va acompañada de un aumento de las proteínas relacionadas con la patogénesis (PR), de una acumulación de sustancias antimicrobianas denominadas fitoalexinas (FX) y de cambios en las enzimas de estrés oxidativo presentes en las plantas.

Una característica destacable de los Phis es que se considera que presentan un menor riesgo de desarrollo de resistencia a enfermedades que los ingredientes activos de los fungicidas y que presentan baja a nula fitotoxicidad. Los Phis son compuestos de baja toxicidad para el medio ambiente, presentan alta compatibilidad en mezclas de tanque, de rápida absorción y que además de movilizarse por el xilema también lo hacen a través del floema, lo que posibilitaría la translocación desde las hojas a las raíces al hacer pulverizaciones foliares.

Estas moléculas son más solubles y estables en la planta que los fosfatos provenientes del ácido fosfórico utilizado en fertilizantes. Las plantas no pueden usar a los fosfitos como fuente directa de fósforo (al menos en cultivos extensivos) como lo hacen con los fosfatos, por lo que numerosos autores llegaron a la conclusión de que los Phis no deben ser difundidos o utilizados como fertilizantes.

Actualmente los Phis son utilizados como parte del manejo integrado de enfermedades en cultivos como papa, tomate, vid, hortícolas, césped, etc. En nuestro país, se han llevado a cabo estudios con notables resultados sobre estos compuestos en relación al manejo de enfermedades de fin de ciclo en soja y algunos patógenos habitantes del suelo. Asimismo en el cultivo papa se comprobó la acción directa de los fosfitos en diferentes Oomycetes y hongos verdaderos que afectan el cultivo de papa (Phytophthora infestans, Streptomyces scabies, Rhizoctonia solani y Fusarium solani) mostrando alta eficiencia en el control de enfermedades causadas por dichos patógenos.

Si bien son muchos los reportes que muestran la disminución de enfermedades por el agregado de fosfitos y que su uso representa una alternativa potencial para programas de manejo integrado en busca de una agricultura más sustentable, el uso de esta práctica para el manejo de las mismas aún no ha sido del todo explorado, probablemente porque su desempeño y mecanismo de control de enfermedades ha sido poco estudiado.

Sin embargo, recientemente (2018) se ha llevado adelante un detallado estudio molecular sobre los Phis para la relación hospedante patógeno soja-roya asiática, demostrando la inhibición sobre el hongo causal y las vías de señalización y los genes afectados por los Phi para lograr el control de la roya asiática “in vivo”. Esta investigación significa un paso hacia adelante para comprender los mecanismos moleculares del modo de acción de Phi tanto en el hospedante como en el patógeno, generando conocimiento que puede ser explotado para desarrollar cultivares resistentes o nuevos fungicidas en el futuro.

Por Marcelo Carmona (carmonam@agro.uba.ar) y Francisco Sautua (autua@agro.uba.ar), fitopatólogos de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA)

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