Cómo combatir las 200 enfermedades causadas por alimentos nocivos

Una mujer con gorro blanco y delantal en el mercado de vegetales de Addis Abeba

Una mujer con gorro blanco y delantal en el mercado de vegetales de Addis Abeba

Febrero 15, 2019

Como en tantísimas calles del mundo, en las aceras de Addis Abeba las patatas se venden dispuestas sobre la acera de la calle, a apenas unos centímetros de los neumáticos de camiones y coches y de los pies con sandalias de centenares de personas que se mueven en un ajetreo incesante de quehaceres diarios. Zanahorias y limas se exponen sobre finas telas en el suelo enfangado, los plátanos van en inestables carretillas de madera, y se cortan piezas de terneras casi enteras abiertas en canal a la intemperie, bajo el calor, rodeadas de moscas. Son algunas escenas cotidianas en la capital de Etiopía, donde estos días se reunen alrededor de 850 personas de unos 130 países para desafiar a las bacterias, virus, parásitos, toxinas o sustancias químicas que provocan al año la muerte de 420.000 personas y enfermedades a 600 millones, desde diarreas, salmonelosis o cólera, hasta cáncer.

Es la conferencia El futuro de la inocuidad alimentaria, transformar el conocimiento en acción para las personas, la economía, y el medioambiente, impulsada por la Unión Africana (UA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estas organizaciones han entendido que para que los alimentos sean inocuos y seguros necesitan trabajar entre distintos estamentos mundiales, con el sector público, privado, asociaciones y consumidores unidos. Porque las enfermedades no surgen solo de lugares como estas calles; influye el descontrol generado por la rápida migración de zonas rurales a urbanas, la cada vez mayor conexión internacional de compra y venta de productos, la distancia en tiempo y espacio entre origen y destino de los alimentos, las repercusiones del cambio climático, las tendencias dietéticas, la falta de higiene o de acceso a agua limpia... Amenazas que pueden provocar hasta 200 enfermedades provenientes de los alimentos, una cuestión que impide también el desarrollo de los países por su incidencia en los sistemas de atención de salud, turismo o comercio, según establece la OMS. El impacto de los alimentos nocivos cuesta a las economías de ingresos bajos y medios alrededor de 84.000 millones de euros anuales en pérdida de productividad, calcula la ONU.

“La gente suele comprar aquí en el mercado los productos más frescos, y los que ya no sirven suelen venderse más baratos en la calle”, apunta el propietario de una tienda de verduras en el mercado de vegetales de la Addis Abeba. Confirma así lo que señala el presidente de la conferencia y secretario del Nuevo Partenariado para el Desarrollo de África (Nepad), Ibrahim Assane Mayaki, durante la inauguración del encuentro: “Los consumidores más pobres son más vulnerables”, asevera. Y de entre ellos, los menores de cinco años, que registran alrededor de 125.000 muertes al año. La tarea ingente pasa por vigilar el producto durante el cultivo, la recolección, el procesado, el almacenamiento, la distribución, la preparación o la venta.

“No existe seguridad alimentaria sin inocuidad alimentaria”, ha declarado en la inauguración José Graziano da Silva, director general de la FAO, que ha incidido en fomentar legislación específica y en armonizar normas comerciales y marcos legislativos. “Los problemas locales pueden convertirse en emergencias globales, algunos países dependen de las importaciones”, ha contextualizado Graziano, que ha recordado la utilidad del conjunto de normas Codex Alimentarius, un código organizado por la FAO y la OMS que procura consensuar de forma científica los niveles máximos de aditivos o residuos que puede contener un alimento o las prácticas adecuadas para tratarlo y que incluye capítulos de piensos, plaguicidas, etiquetados o contaminantes. “Habría que detener el uso de antibióticos en los animales, solo que se utilicen de forma curativa cuando corresponda”, ha ejemplificado da Silva, que ha sugerido también que se facilite la labor a los agricultores familiares, que producen cerca del 80% de los alimentos del mundo. "Y paradójicamente, suelen ser pobres y estar aquejados de inseguridad alimentaria", informó la FAO en una nota.

“La acción necesaria sobre inocuidad se podría resumir en cinco ideas claves: más protección de los Gobiernos para su población, una atención especial a las personas más pobres y vulnerables, el reconocimiento de que es un problema multisectorial, más capacidad regulatoria y mayor tecnificación para el acceso a los a los productos bien tratados”, resume Mayaki, que insta a aumentar la conciencia en el sector tanto en el ámbito público como privado y en la industria alimentaria, sobre la que recae una importante responsabilidad para la calidad del producto. “Desde la granja hasta el plato, lo que hay en medio es el sector privado, por lo que la inocuidad de lo que comemos está en su mano. Y el sector privado está vinculado con beneficios económicos, por lo que requiere un ambiente facilitador para que se involucre en esto”, ha señalado durante la conferencia Ed Mabaya, director de división del Banco Africano de Desarrollo.

Entre otras cuestiones a abordar, por los Gobiernos pasaría regularizar los procesos para controlar el estado de los alimentos y ofrecer incentivos para inversiones, por las empresas más innovación en tecnología y más compromiso social y medioambiental, y por los consumidores demandar productos seguros, nutritivos y sostenibles. “Los alimentos deben ser una fuente de nutrición y disfrute, no una causa de enfermedad o muerte”, ha señalado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, que ha denunciado que la inocuidad alimentaria no ha recibido la atención política que se merece y ha citado a los asistentes al próximo encuentro sobre esta temática que se celebrará en Ginebra el próximo 23 y 24 de abril. El director general de la OMC, Roberto Azevêdo ha destacado que el comercio es “una fuerza importante” para sacar a las personas de la pobreza y ha sugerido apostar por la digitalización y el uso de las tecnologías para reducir costes o simplificar los procesos en las aduanas. “Habría que colmar la laguna digital en países en desarrollo”, ha señalado.

Trece recomendaciones

  1. Integrar la inocuidad de los alimentos en las políticas nacionales y regionales como un medio para alcanzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, estableciendo un compromiso político firme y una acción coherente en múltiples sectores para promover dietas saludables, seguras y diversificadas.
  2. Mejorar la participación de todos los países en el trabajo de establecimiento de normas de la Comisión del Codex Alimentarius y facilitar la implementación de sus normas.
  3. Fortalecer la colaboración intersectorial y aplicar enfoques multisectoriales de Una salud para abordar los desafíos de sostenibilidad en los sistemas de producción de alimentos y garantizar la disponibilidad y el acceso a alimentos seguros, suficientes y nutritivos.
  4. Combatir y contener la resistencia a los antimicrobianos en la cadena alimentaria mediante el uso prudente de estos en la producción animal y vegetal.
  5. Integrar la seguridad alimentaria en los planes y compromisos nacionales para la adaptación al cambio climático y su mitigación.
  6. Aumentar la inversión en los sistemas nacionales de control de alimentos, mejorar los enfoques basados en el riesgo e incluir la capacitación para gestionar emergencias relacionadas con la inocuidad de los alimentos, con el fin de garantizar suministros de alimentos en mercados informales y formales, con especial atención a las poblaciones vulnerables.
  7. Asegurar la adhesión a una gestión adecuada de la inocuidad de los alimentos en el sector alimentario, con especial atención a los operadores de pequeña escala, y aprovechando la inversión del sector privado en la construcción segura y cadenas de suministro de alimentos y piensos resistentes.
  8. Mejorar la asociación entre el sector público, el sector privado y la academia / investigación, incluyendo la cooperación Sur-Sur, que es esencial para fomentar la innovación como medio para mejorar la seguridad y resiliencia de los sistemas alimentarios.
  9. Tomar acciones para asegurar que todos los países puedan beneficiarse de los desarrollos en las ciencias de la alimentación y tecnologías que proporcionan nuevas herramientas para la evaluación y gestión de la inocuidad de los alimentos, riesgos.
  10. Permitir que los consumidores y la sociedad civil participen y contribuyan a las discusiones sobre inocuidad de los alimentos. Fomentar la apropiación de decisiones, acciones de colaboración y confianza pública en los sistemas alimentarios, y impulsar prácticas mejoradas de seguridad alimentaria, sistemas alimentarios sostenibles y políticas relacionadas.
  11. Sensibilizar al público, promover la educación y capacitación en inocuidad de los alimentos en las comunidades y escuelas, fomentando el diálogo e inspirando acciones para mejorar la seguridad alimentaria, utilizando el Día de la Inocuidad como recordatorio global de la necesidad de mantener un alto nivel de conciencia pública.
  12. Mejorar la base de evidencias para las decisiones de seguridad alimentaria a través de esfuerzos sistemáticos en la vigilancia de los peligros y las enfermedades transmitidos por los alimentos. Estimar la carga económica en la salud pública de las enfermedades y mejorar las metodologías de evaluación de riesgos de inocuidad de los alimentos.
  13. Contribuir a datos integrados globales y compartir conocimientos e información sobre temas de seguridad alimentaria existentes y emergentes para orientar políticas, regulaciones y programas.
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