La papa (Solanum tuberosum L.) se cultiva en una gran amplitud de condiciones ambientales (temperatura, precipitación, fotoperiodo y tipos de suelos); sin embargo, dentro los estreses abióticos, el déficit hídrico es uno de los factores que más limita el rendimiento de este cultivo.
La vulnerabilidad de este cultivo al déficit hídrico se explica en parte debido al bajo desarrollo y capacidad de profundización de su sistema radicular en comparación a otros cultivos como los cereales, el cual se concentra en los primeros 50 cm de profundidad, limitando con esto la absorción del agua a profundidades mayores en el suelo.
La primera respuesta al déficit hídrico es la reducción de crecimiento debido a la inhibición de la expansión celular, básicamente disminuye la presión de turgor requerida para la expansión celular y consecuentemente el crecimiento de las hojas, tallos y raíces.
Pero la magnitud de los efectos en los procesos fisiológicos y su consecuente impacto en los componentes del rendimiento dependen del momento de la ocurrencia del déficit hídrico.
Dado lo anterior se hace cada vez más necesario desarrollar genotipos más eficientes en la captura y uso del agua con el objetivo de incrementar los rendimientos actuales de este cultivo y/o compensar futuros efectos negativos del cambio climático, el cual se espera que en algunos países como EEUU, Rusia, India y China, los rendimientos podrían disminuir hasta en un 30% si no se recurre a técnicas de adaptación al cambio climático.
La relación de la biomasa raíz/tallos en algunas especies aumenta en la medida que disminuye la disponibilidad hídrica en el suelo. En papas se ha observado que aquellos genotipos con mayores rendimientos bajo déficit hídrico presenta un mayor desarrollo radicular que aquellos menos tolerantes.
Sin embargo, hay una serie de rasgos fisiológicos que podrían estar detrás de una mayor tolerancia a sequía y que requieren ser evaluados en distintos genotipos con el objetivo de utilizar este conocimiento en el mejoramiento genético del cultivo.
El estudio de esos rasgos se realizó en los centros regionales de INIA-La Platina (RM) e INIA-Remehue (Osorno) sobre una muestra de 30 cultivares de papa. El proyecto contó con la financiación del Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria (FONTAGRO) y el Ministerio de Agricultura.
Los resultados de la investigación revelan que hay importante variabilidad genotípica tanto en tolerancia a sequía como en los procesos fisiológicos relacionados con dicha tolerancia . Esta información es fundamental para facilitar la búsqueda y el desarrollo de futuras variedades de papa más eficientes en la captura y eficiencia de uso del agua, contribuyendo con esto a una agricultura más sustentable y amigable con el medio ambiente.
Lea todos los detalles de la investigación en la nota titulada La sequía es un factor limitante en el rendimiento y calidad de los tubérculos de papa (ver el segundo artículo).