La semana pasada, en ocasión de la VIII Cumbre de las Américas, salió la noticia que el brindis de honor se realizaría con vodka producto de la papa nativa del Perú. El tema en sí, más allá de lo anecdótico denota una reivindicación del tubérculo y, también como venimos proponiendo, su industrialización.
En el ranking de los Top 20 productores de papa a nivel mundial, Perú figura con apenas 4.4 millones de toneladas lo que determina que en esa escala apenas si representa el 1.17%. De esa ínfima cantidad, sólo se industrializa el 2%, con un proceso muy rústico pues consiste en depositar la papa al suelo para que el frío de las alturas la convierta en chuño.
Una es la producción de papa para consumo y otra la excedente que debiera ser industrializada, con procesos modernos, para la elaboración de vodka y chuño y su exportación lo que generaría divisas y dinamizaría el comercio exterior.
Hemos recordado que el 2017 el gobierno compró la producción excedente y la repartió en diversas dependencias. Pero ¿qué va a ocurrir con el excedente de este 2018? He allí un dilema hasta hoy no resuelto.
Tenemos que dar oportunidad a nuestros pequeños agricultores para que siembren papa de buena calidad a sabiendas que obtendrán un precio justo que asegure la continuidad de su trabajo y, sobre todo, la mejora de su nivel de vida que, en muchos casos, es realmente mísero sin un proyecto decente de vida para sus familias, hijos, en suma un futuro al que tienen derecho como el resto de los peruanos.
Escribimos al presidente Martín Vizcarra:
Pocos meses atrás, el gobierno –hoy bajo su mando- estableció precio y forma de pago para la producción excedente de papa. Es preciso no olvidar las intensas protestas de los productores con marchas y bloqueo de carreteras hasta que se solucionó el impase de la manera descrita.
Perú se vanagloria de tener más de 2000 variedades de papa y el Instituto de la papa, pero se omite decir al mundo que los más pobres del mundo, también, habitan en nuestra Sierra altoandina, sembrando papa y que venden a los acopiadores a S/ 0.10 céntimos de Sol, que no tienen seguro de salud, tampoco escuelas para sus hijos, no gozan de vacaciones en toda su vida, seguro o pensión de retiro, lo que obliga a que los hijos asuman la obligación de mantenerlos cuando están muy ancianos y ya no puedan arar la tierra. ¿Qué se ha planeado hacer para apaciguar este gran problema?
En la mayoría de los países que siembran papa sus agricultores llevan una vida digna, sus hijos van al colegio, a las universidades públicas o privadas, poseen seguro médico y de retiro.”
Hicimos hincapié, en el mismo documento, sobre lo siguiente:
Industrialización efectiva de la papa:
- El gobierno tiene la obligación moral y el compromiso social de velar por todos los peruanos, más aún por los más necesitados siempre excluidos.
- Si el gobierno creara a través de entidades privadas en todas esas zonas productoras de papa, módulos para deshidratarla –molinos- y convertirla en puré de papas y/o en harina para diversidad de usos como preparar fideos, ñoquis (que en Europa y especialmente en Italis estos fideos de papa son mucho más apreciados y desde luego más caros).
- Estos molinos serían además centros de acopio: deshidratadoras, procesadoras de productos agro-industriales como es el puré de papa, harina, alimentos para animales, etc., sería operado por una entidad privada seleccionada por el gobierno y que garantice que el producto terminado sea apto para la exportación y de la calidad más óptima.
El previsible exceso de producción debe ser tenido en cuenta bajo las siguientes consideraciones:
- Si hoy producimos el 1.17% de la producción mundial, ojalá produjéramos el 3 ó 4%, pero ¿qué haríamos con el excedente de papa? En el Perú no habría suficiente gente para comerla y digerirla. El Estado no tiene recursos suficientes para comprar el excedente. La solución está en industrializar la papa que tradicionalmente se procesa sólo el 2% comparado con EEUU que industrializa el 50%.” (Ibidem)
Revise el trabajo adjunto a este artículo: Poblaciónaltoandina, ¿cómo acabar con su pobreza extrema? Precio de refugio (PDF).
Julio A. Salazar