La campaña, con un presupuesto de 3,5 millones de libras (4 millones €) se realizará en colaboración con empresas de la industria y distribución agroalimentaria, que asegurarán que los consumidores tienen acceso a alimentos bajos en grasas saturadas.
Esta campaña de salud pública tiene como objetivo reducir el número de muertes derivadas de enfermedades cardiovasculares, de las que las que el alto nivel de colesterol derivado del consumo de grasas saturadas son un factor de riesgo. La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en el Reino Unido, responsable de uno de cada tres fallecimientos. Se estima que los adultos británicos consumen por término medio un 20% más grasa saturada que el máximo recomendado y que reducir el consumo a ese nivel máximos evitaría 3.500 muertes anuales.