Papas andinas contra la malnutrición del mundo

Papas andinas contra la malnutrición del mundo

Papas andinas contra la malnutrición del mundo

Julio 10, 2015

La papa ha salvado al mundo de hambrunas. Ahora, papas andinas poco conocidas podrían acabar con la malnutrición. El Centro Internacional de la Papa presentó en Bruselas un proyecto regional con aspiraciones globales. “Al traer los españoles la papa a Europa y que de aquí pasara a otros continentes, la papa cumplió ya su función de salvar al mundo del hambre. Es el tercer cultivo en importancia mundial”, explica a DW André Devaux, director regional del Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima. “Ahora lo que estamos intentando es adaptar algunas de las 5000 variedades nativas de Los Andes, ricas en hierro, zinc, vitamina C y antioxidantes, para que aporten a mejorar los niveles de nutrición a nivel mundial”, puntualiza. Un proyecto en Los Andes Devaux, agrónomo de origen belga, presentó en una conferencia en Bruselas los resultados de un proyecto que el CIP coordinó en zonas rurales andinas entre 2011 y 2014, con fondos de la Unión Europea y autoridades y socios locales. En el proyecto “Innovation for Food and Nutritional Security, experience from the Andes”, a la vez que se difundió la existencia de determinadas variedades nativas altas en nutrientes, en el trabajo con 366 familias en Colombia, 1135 en Ecuador, 688 en Perú y 3094 en Bolivia, se trató de mejorar su producción, su acceso al mercado y la educación de las madres en cuanto a la nutrición de los menores. Curiosamente, en estos sistemas agrícolas y alimentarios basados en la papa, “la falta de educación de las familias lleva a que no saquen provecho de los productos locales”, explica Devaux. Cabe anotar que aunque esos países hayan tenido un desarrollo económico notable, según datos de UNICEF, los niveles de desnutrición en niños menores de 5 años oscilan entre el 25 % y el 30 % en Ecuador, Perú y Bolivia y entre el 12 y el 16 % en Colombia. A los programas estatales de complementos alimentarios –para aumentar el nivel de hierro por ejemplo– el CIP contrapone la educación nutricional. “Hemos trabajado contra hábitos no muy saludables como destetar demasiado tarde al niño y educando a las madres en los valores nutritivos de sus papas nativas como un excelente alimento de transición”, apunta Devaux. A nivel mundial Ahora se trata de internacionalizar la experiencia. “El centro ha seleccionada 20 variedades andinas con alto nivel de nutrientes –hierro, zinc– e intenta adaptarlas para introducirlas en África y Asia. En Etiopía, India, Malawi, Mozambique, China, Uganda, Indonesia, Filipinas y Vietnam hay sedes del este centro que es guardián de todas las variedades que existen del tubérculo andino. Un ejemplo: las variedades de color naranja de la papa dulce (también llamada camote o boniato) contiene alto nivel de caroteno, que puede aliviar la deficiencia de vitamina A. También otras variedades ricas en vitamina C hacen que el cuerpo elabore mejor el zinc. Además, según información del CIP, crece en condiciones marginales, es barato, se multiplica fácilmente y sus hojas también son utilizables. “En muchos países africanos, en zonas de altura, la papa es una buena alternativa. La papa es el cultivo que produce más alimentos por unidad de tiempo y unidad de superficie. Es muy eficiente. Queremos apoyar que se siga produciendo, pero de mejor calidad con los nutrientes”, explica el agrónomo belga, quien espera que el proyecto en los Andes, con apoyo europeo, tenga réplica a nivel global.

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